viernes, 1 de julio de 2011

ALTA SOCIEDAD (Luciana Miranda)


     Una noche 
más de viernes, en la cual todos los amigos de los jefes vienen a la mansión. Comidas exquisitas, banquetes inolvidables, ropa de la mejor marca, el mejor vino, la mejor vajilla.
     Desde afuera se podía observar la felicidad de los invitados. Yo me encuentro siempre junto a una silla marrón callada y al servicio de cualquiera de los invitados que me necesite. Antes de cada banquete vienen a informarnos a mí, a mi amiga Roberta y Juan el mayordomo, qué debemos hacer y qué clase de gente va a venir la misma noche. Siempre nos hacen asistir en perfectas condiciones con el delantal impecable. Sin ninguna falta, todo se encontraba reluciente y en el mejor estado. Siempre lo describo como una cajita de cristal.
     Sin embargo nada es lo que parece.Mientras volvía a la cocina escuché que desde el baño se escuchaban llantos, me aproximé, golpée y pregunté si estaba todo bien. La puerta se abrió y salió una muchacha con un vestido largo negro de encaje, se veía hermosa, me miró y me dijo: 
- Gracias, no se preocupe. Me suele pasar seguido. 
No quise entrometerme ya que luego podría traerme consecuencias con mi jefe. Sin embargo conteste: 
- Ni lo mencione, a pesar de que solo llene las copas o limpie los platos, si usted me necesita también estaré para escucharla. 
  La muchacha no pudo soportar el llanto y me abrazó. Podía percibir que estaba realmente dolida, y sin que yo diga una palabra comenzó a hablar: 
- Llorar es algo habitual en mi vida. Nada de lo que me pasa me hace feliz. Este banquete puede parecer perfecto en todos los sentidos, pero sentirte dentro de esa clase de gente hipócrita y obsesionada por el dinero,no es nada perfecto. Vivo engañada por mi marido y no tengo amigas, mi madre murió a comienzos de año y ya no tengo nadie que me escuche. Las esposas de los amigos de mi marido son tan hipócritas que hablan mal de otras delante de mí y cuando están delante de ellas hacen como si fuesen personas increíbles. Todo el día hablando de la nueva colección de Channel y quien de ellas gastó más plata en el shopping. Siento que a esta altura no tengo el amor de nadie, me siento sola, vacía. 
          Me quedé perpleja. No supe qué responder a semejante confesión. Me miró y dijo: 
- No se preocupe. No diga nada. Igualmente agradezco su amabilidad y créame puedo tener la mejor ropa, el mejor auto, la casa más linda. Pero no sentir amor, eso es realmente sentirse vacío.
       Vi a la muchacha marcharse con la frente bien en álto y como si nada hubiese sucedido. Ahí entendí que nada es lo que parece, y tener bienes materiales y banquetes importantes no van a hacerte más feliz, tan solo el simple acto de sentir amor puede llenarte completamente de felicidad.




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