sábado, 2 de julio de 2011

Cecilia en el balcon. (Florencia Correa)

          Mis piernas temblaban en ese momento. Lo recuerdo como si fuese ayer, ese error que cometí. Todas estábamos muy nerviosas. Entre nosotras se había formado un grupo muy unido, todas podíamos confiar en cualquiera de nosotras, pero justo ese dia no fue el caso. Ese día, 4 de julio, era el examen y ninguna podía confiar en nadie, ya que todo el sacrificio que habíamos hecho; los juanetes, la falta de sueño, contracturas junto con muchas cosas, hoy valdrían la pena. Pero los jueces solo eligirían a una.
         Según lo que había leido, ni la primer ni la última sería la elegida para bailar junto con las mejores bailarinas de ballet de todo el mundo. La primera, porque estaría tan nerviosa que por más que haya elongado lo suficiente, sus músculos se contrairían y se equivocaría, le faltaría el equilibrio del temblor o la silicona de sus zapatillas de punta se correrían y sus pies razparían con el yeso. La segunda porque los jueces estarían demasiado cansados o ya habrían elegido a una.
        Sin embargo, me tocó ser la primer examinada. Era tanto mi temblor que hasta empecé a sentir que la temperatura me subía. Para comenzar debía ponerme en primera posición, pero me distraje por el calor y empecé en cuarta. Sentí que el dedo meñique se deslizaba lentamente por el sudor y me raspaba con el yeso de las puntas. A pesar de todo eso, no me dí por vencida e imaginé que estaba en una práctica. A las demás les había ido muuy bien, pero sin embargo yo fuí la elegida.
 Viajé a Alemania, pero con el tiempo ya no ví más a  mis excompañeras, las extraño mucho. A mi familia tampoco la veía muy seguido. Ahora ya soy demasiado grande, tengo 97 años. Me arrepiento de haber imaginado esa práctica y haber sido elegida. Lo único  que conseguí con eso fue más sacrificio y la falta de afecto entrte mi vida social y familiar.
Por eso, decidí antes de morir dibujar esa escena tan incómoda y esta carta para que no vuelva a suceder. En esta pintura me pueden ver en cuarta y errónea posición y a todas mis amigas elongando para seguir siendo ellas con su vida común.

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