lunes, 27 de junio de 2011

La última cena (Ignacio Casarino)

Yo soy el que está en la punta derecha de la mesa  vestido  de blanco. Ahora que sabes quién soy voy a contar mi historia de cómo  llegué allí
Bueno, todo empezó esta mañana (temprano) cuando salí a trabajar mis cultivos. Vi a un hombre sentado sobre una cerca de madera, la cual se extendía  por todo el largo del campo. Al principio, no le presté mucha atención. Pero a medida que el sol iba llegando a su punto más alto, el hombre continuaba en esa cerca. Entonces tomé la decisión de ir a preguntarle al hombre qué hacía ahí. O por lo menos  saber quién era. Me respondió que estaba viendo las obras del Señor y que no importaba quién era sino que importaba quién era yo. En ese momento me sentí atemorizado ya que pensé que era un loco, pero este “loco” parecía muy tranquilo y muy pacifico para ser un loco. Luego  continué con mi trabajo.
Al día siguiente, el hombre continuaba sentado en esa misma cerca. Ya dejó de atemorizarme y pasó a parecerme algo extraño. Aunque pensé que pudo haberse ido a su casa a dormir, despertarse bien temprano y volver, pero me continuaba pareciendo algo muy extraño. A sí  que fui a hablar con él de nuevo para preguntarle quién era. Volvió a responderme que no importaba quién era él sino que importaba quién era yo. Luego le pregunté:  "¿Si te digo quién soy, vos me decís quién sos vos? Respondió que sí. Le dije soy Simón .Él me respondió que era Jesús. Le respondí no quiere pasar a mi humilde casa para pasar la noche. Me respondió que no hacía falta, que ya se iba, pero que él me invitaba a mí a una cena. Temerosamente acepté.
Al día siguiente fui a la cena. No era el único allí. Había otras 10 personas, sin contar a Jesús. Ahí me di cuenta de que no era una cena común. Estábamos sentados a una mesa rectangular. Todos sentados mirando hacia el este. Ya sentado a la mesa Jesús dijo que íbamos a comer parte de él, pero no su persona sino que nos iba a dar pan que era su cuerpo y vino que era su sangre. Luego bendijo la comida y nos pasó a cada uno un pedazo de pan y una copa de vino. Al final de la cena él dijo y esto no me lo voy a olvidar más: “Pueblo de Jerusalén, yo soy su salvador, el Mesías"

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